La relación entre un líder y su mano derecha es una de las más importantes dentro de una empresa. Esta relación puede traer tanto ventajas como desventajas y es importante analizarlas cuidadosamente antes de tomar una decisión sobre si es necesario tener un empleado en este rol.
Según un estudio de Gallup, los empleados que tienen un amigo cercano en su centro de labores son un 43% más propensos a sentirse comprometidos con su trabajo, lo que a su vez puede aumentar la productividad. Tener a alguien en quien confiar para compartir responsabilidades y decisiones puede reducir el estrés y la carga de trabajo del líder, según un estudio de la Harvard Business Review.
Una de las mayores ventajas de contar con un colaborador como el segundo al mando es que se puede delegar tareas importantes con confianza. Si el gerente tiene un empleado en el que confía plenamente, puede estar seguro de que las asignaciones se completarán correctamente y en el plazo establecido. Además, un trabajador como subjefe puede actuar como un sustituto temporal en caso de que el líder esté ausente, lo que puede ser especialmente importante en situaciones de emergencia.
Un estudio de la Harvard Business Review encontró que los líderes que trabajan con un colaborador de confianza pueden ser más innovadores, ya que tienen a alguien con quien discutir y desarrollar nuevas ideas.Además, un estudio de la consultora Deloitte indica que el liderazgo compartido puede fortalecer la cultura empresarial y crear un sentido de comunidad y compromiso entre los empleados.
Otra ventaja es que puede proporcionar una opinión valiosa en situaciones de toma de decisiones. Un empleado que ha laborado estrechamente con el gerente durante un período prolongado de tiempo tendrá una comprensión profunda de la cultura y los valores de la empresa, lo que significa que su opinión puede ser altamente valorada y tomada en cuenta a la hora de tomar decisiones importantes.
Contar con un empleado de confianza que tenga una comprensión profunda del negocio y sus objetivos puede ayudar al gerente a tomar mejores decisiones y minimizar el riesgo de cometer errores, según un estudio de McKinsey.
Sin embargo, también hay desventajas asociadas con tener un segundo al mando. En algunos casos, esta relación puede ser demasiado estrecha, lo que llevaría a problemas de complacencia y falta de diversidad en la toma de decisiones. Es importante que el ejecutivo mantenga una perspectiva amplia y considerar diferentes puntos de vista y perspectivas para asegurarse de que las decisiones sean las correctas. Un estudio de Harvard Business Review reporta que los líderes que dependen demasiado de un empleado de confianza pueden volverse complacientes, perdiendo la perspectiva de lo que está sucediendo en la empresa en su conjunto.Asimismo, si el subjefe tiene una relación estrecha con el líder, puede haber un potencial de conflicto de intereses si su lealtad está más con el que está a cargo que con la empresa en sí.
Además, si la relación se vuelve demasiado cercana será difícil para el líder hacer cambios en la empresa sin afectar negativamente su situación con él. Esto puede ser particularmente problemático en situaciones en las que el jefe necesita realizar cambios importantes para mejorar la salud financiera o el crecimiento de la empresa.Si el líder confía demasiado en un colaborador, puede perder la oportunidad de escuchar las ideas y perspectivas de otros miembros del equipo, lo que limita la innovación y el crecimiento empresarial. Según un estudio de McKinsey, si un gerente depende demasiado en su segundo al mando, puede crear una situación de dependencia en la que él no puede tomar decisiones importantes sin la aprobación de su mano derecha.
En conclusión, tener un empleado como mano derecha puede ser una ventaja para los líderes de una empresa, siempre y cuando se establezcan límites claros y se mantenga una perspectiva amplia. Si la relación se mantiene saludable y se establecen expectativas claras, puede ser una relación profesional y personalmente gratificante para ambas partes.